En mayo y junio de 1929 se organizaron oficialmente las antiguas Comunidades de Campesinos de Cuspón y Yamor
en los distritos de Chiquián y Antonio Raymondi. Le siguieron Copa y Aquia,
Chiquián y`Acas, en los años de 1930 a 38. especial mención merece la Comunidad
Campesina de Aquia, que por sus luchas con los hacendados vecinos y las
compañías mineras, hubiera mantenido vivo el espíritu de lucha de las
comunidades vecinas que le prestaban su apoyo. En estas luchas surgió el
“bandolerismo”, como un medio de combatir la prepotencia de los hacendados y el
poder de los mineros. La hacienda “Tallenga” del distrito de Aquia, se formó
por el establecimiento en sus tierras de “campamentos mineros”. Una lucha sin
cuartel se inició y que debería terminar con el triunfo de la Comunidad.
Los mineros de Tucuchira y
Tallenga hostilizaban a los campesinos y bajo el pretexto de campamentos
mineros se constituían en hacendados. La aparición de Luís Pardo Novoa en el
escenario de la “puna”, acabó con la prepotencia de los hacendados y mineros.
Algo más Luís Pardo quiso moralizar al
hacendado y al indio; al hacendado, obligándole a dar trato humano a los indios
y a los indios dándole conciencia y dignidad. Y para que el indio tuviera
conciencia de su poder y dignidad, con ellos asaltó los latifundios, a los
latifundistas y opresores. Les imponía cupos y distribuía esos cupos entre los
desvalidos. Bastaba la más ligera indicación de que en tal hacienda se hubiera
cometido un abuso contra algún indígena, para que Luís Pardo y su “Banda” se
hubieran hecho presentes.
Luís Pardo Novoa nace un 19 de
agosto de 1874, primogénito de cinco hermanos, de una familia conocida y
pudiente en Chiquián, Bolognesi, Ancash, Perú su tierra natal. Hijo de Pedro
Pardo, hacendado de “Pancal”, que participó en las montoneras Caceristas, en su
lucha contra don Nicolás de Piérola y se autonombró Gobernador de la provincia
de Cajatambo y muere en la disputa con un cura terrateniente. Su abuelo Pedro,
nace en Huaraz, igualmente aventurero y Alcalde de Chiquián por dos periodos.
Así Luís Pardo heredó esa inclinación aventurera, vengando la muerte de su
padre a los 11 años, quien fuera emboscado por los hermanos Alvarado, cuando se
dirigía a su hacienda; los mato de dos certeros disparos de una Winchester, pero
aquello no calmó su pesar. Su padre moría cinco días después y muy pronto muere
su madre.
A los veinte años decide integrar las filas de
los Montoneros Caceristas, encabezados por don Augusto Durán, quien fuera
acusado falsamente de haber impuesto fuertes cupos a los notables de las
provincias. Cerca de Barranca el grupo tubo un encuentro con los soldados en
sangriento combate con soldados del Sr. Piérola, siendo derrotados y tomados
prisioneros. Luís pardo tubo que huir de la cárcel, para de allí en adelante
ser constantemente perseguido por la justicia. Miles de veces se enfrentó a la
fuerza pública, con lo que se le declaró abiertamente “bandolero”.
Su valor llegaba a la temeridad, en una ocasión entra a casa de uno de
sus mayores enemigos, donde celebraban una fiesta familiar, con la mayor
naturalidad, sin ser sorprendido, en otra, en la ciudad de Supe, ponen precio a
su cabeza por orden del Gobernador de Huaral. Muchas otras humilla a los
togados por sus vejámenes contra los indios .De tal forma de aventura en
aventura, doblegando a quienes abusaban de los campesinos, enfrentando a la
muerte, en las pampas, en los valles como en las punas, muere como mueren los
hombres de su estirpe en una emboscada preparada, por quienes no pueden
enfrentarlo mirándolo a los ojos, directamente. Vende cara su muerte al
enfrentarse a 50 gendarmes de caballería al mando de Toro Mazote, quien había sido enviado
desde la capital de Lima para su captura.
El 5 de abril de 1909, a orillas del río
Cajacay es acorralado por algunos campesinos, herido gravemente se arroja a las
tormentosas aguas, luego que una galga le impactara en la cabeza. Siete balazos
atravesaron su yaciente cuerpo ya desfallecido. Río abajo fue recogido por los
mismos pobladores que lo perseguían y llevado al pueblo. Un Alférez sacó su revólver
y le dio un tiro de gracia, y otro en el pecho, enardeciendo así a la misma
población que lo defendía.
Este personaje, sirvió de inspiración,
para muchos que, como él, tenían en sus ideales buscar la equidad dentro de la
sociedad, este hombre también, fue muy juzgado por todo aquel acto cometido,
dejando de lado su valerosidad, astucia y empatía, sin embargo, en la actualidad
es valorado por lo que hizo; sobre todo en Chiquián, se le toma mucha
importancia.

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